Es como un cuento la singular vida de Sixto Rodríguez y su relación con el mundo musical. Después del estreno del documental Searching for Sugar Man, que por cierto todavía no he visto, ha sido conocida a nivel popular las vicisitudes en que se ha visto envuelta su vida y su esquiva relación con la música.
Que a grandes rasgos y con la inestimable ayuda de la Wikipedia se puede resumir de esta forma: Sixto es el sexto hijo (de ahí su nombre) de una familia de inmigrantes mexicanos que lograron instalarse en E.E.U.U. por los año 20. Con marcado talento musical, en el período 1967/1975 tuvo una relación corta con la industria musical estadounidense, en la que llegó a editar un par de discos, tras su poco tirón popular fue despedido por su compañía discográfica.
A finales de los 70 sus 2 discos son difundidos en países como Sudáfrica, Rhodesia (hoy Zimbabue), Nueva Zelanda y Australia. Tras agotarse las copias de sus discos, el sello australiano Blue Goose Music compró los derechos de su catálogo y se encargó de reeditar sus dos álbumes de estudio más uno de compilación que realizó fusionando los dos editados. Rodríguez no tenía ni idea, de que a miles de kilómetros de donde residía, ese disco compilatorio se había convertido en Sudáfrica disco de platino, alcanzando su figura como cantante estatus de músico de culto, localizan a Rodriguez y le proponen realizar una gira en 1979 por Australia de la que se graban dos conciertos. En 1981 vuelve a Australia para realizar una última gira, después se retira de la vida pública.
La música y sobre todo las letras de Rodríguez, tenían una empatía enorme con una generación de jóvenes sudafricanos atrapados en el reclutamiento del ejército del apartheid. La música y el mensaje de “Cold Fact” (segundo disco de Rodríguez) llegó a ser tan importante para esa juventud como la de Jimi Hendrix en las tropas estadounidenses en Vietnam.
Pero Rodríguez vivía completamente ajeno a estas circunstancias, por otra parte, los fans generados en Sudáfrica o Australia no tenían ningún conocimiento del paradero del autor, así que Rodríguez acabó siendo un misterio sin resolver. Hasta que en 1998 su hija mayor Eva, localizó un sitio web sudafricano dedicado a su música, contactó con ellos y así descubrieron que Rodríguez estaba vivo y que residía en Detroit. Después, el hilo llevó a la madeja y actualmente Sixto Rodríguez continua realizando giras en varios países. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Moraleja: no desesperéis parados españolitos, que aunque el futuro que percibís se os antoje negro y aunque no tengáis ningún disco grabado donde agarraos en vuestra vejez, siempre podréis contar esta bella historia musical a vuestros nietos, como si fueseis el mismísimo James Stewart en “Qué bello es vivir”.
Sugar man
Can’t Get Away
bueno, podría ser esa moraleja o.. “por mucho que te escondas, tu familia siempre te encontrará” Muy bueno Luislo, como siempre… mira que se te da bien contar, esto ya se lo puedes contar a dos que yo conozco.
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Joder, pues estoy pensando que a lo mejor el cd/dvd de la Big Band de Galapagar puede que sea un grandes éxitos en Burkina Faso o en Laos y que hay multitud de fans de los guitarristas y yo aquí sin enterarme. Seguro que tienen mi foto en la choza del jefe y todos los días me cantan una canción. Tendré que informarme …
Me recuerda un pelín a Jim Croce.
Ciao.
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jajajajá… ¿por qué le deseas tanto mal a los pobres habitantes de Burkina Faso o de Laos?.
Sí que tiene un aire a Jim Croce, es lo que se denomina el “mal del cantautor” que tanto daño ha hecho…
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Me las quitao de la boca, cuando le oí por primera vez me vino a la cabeza Jim Croce. Yo sí vi el documental sobre su historia y merece la pena verlo, es un clarísimo ejemplo de como las discográficas apartan del negocio a un artistazo como la copa de pino, y se forran a su costa… solo se pensar que podemos estar nosotros en Burkina Faso partiendo con la pana y sin enterarnos, es que, es que ……..
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Qué perra con el Jim Croce!
Lo de las discográficas ya se sabe, son un cocodrilo más de los que habitan en el río de la vida.
Dejar vivir en paz a los de Burkina Faso, que no nos han hecho nada ¡leñe!
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Se me había olvidado, totalmente. Mis disculpas. A ver si consigo un formato que puedas ver en tu reproductor.
Sin duda, un buen documental. Salud.
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