Gottlieb, Washington, DC, en 1940
Hace tiempo, en un anterior post, pasé de refilón sobre la figura del fotógrafo americano William P. Gottlieb, hoy quiero centrarme en destacar su impresionante trabajo que conforma una memoria maravillosa de una época dorada del jazz.
«A veces me pregunto qué estaría haciendo ahora si no fuera por un trozo de carne de cerdo mal cocinada», comenta Gottlieb en el prefacio del libro «La Edad de Oro del Jazz». Esa cita hace referencia a que su interés por el jazz nace como resultado de una intoxicación alimenticia que sufrió en 1936, cuando en la Universidad de Lehigh donde estudiaba, comió carne de cerdo mal cocida, lo que supuso que él y varios de sus compañeros contrajeran la triquinosis. En su convalecencia Gottlieb era frecuentemente visitado por su amigo «Doc» Bartle, pianista clásico y un gran aficionado al jazz, quién le inculcó su interés por el jazz, compartiendo la música de Louis Armstrong, Duke Ellington, etc., consiguió que Gottlieb se apasionara con el jazz.
Luego su vida profesional le llevó por derroteros periodísticos, fue columnista regular de The Lehigh Review donde Gottlieb hacía reseñas de los discos de jazz que se editaban. En 1938 consigue un puesto en el Washington Post y se ofrece a escribir una columna semanal de jazz en la edición dominical del periódico. Inicialmente le acompañaba un fotógrafo en su deambular por los clubes nocturnos y teatros locales, pero después de dos semanas, llegó a la conclusión de que no podía permitirse el lujo de pagar a un fotógrafo por lo que decidió encargarse él del tema, «Ser mi propio fotógrafo no sólo mejoró mi columna (en el periódico) sino que con el tiempo me llevó a ser oficial fotógrafo en la Fuerza Aérea durante la Segunda Guerra Mundial y, más tarde, me ayudó a convertirme en colaborador de la revista Down Beat, un trabajo que logré porque podía ilustrar mis propios artículos con mis fotografías».
Irónicamente, nunca imaginó que fueran sus fotografías de leyendas del jazz como Louis Armstrong, Duke Ellington, Charlie Parker, Billie Holiday, Dizzy Gillespie, Earl Hines, Thelonious Monk, Stan Kenton, Ray McKinley, Benny Goodman, Coleman Hawkins, Ella Fitzgerald, Benny Carter, etc., y no sus textos lo que le valió la fama y su merecida trascendencia.
Antes de morir dejo todo su legado fotográfico a la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, donde se encuentra toda su colección de fotografías que documentan la escena del jazz desde 1938 hasta 1948. http://memory.loc.gov/ammem/wghtml/wghome.html
Como muestra de su trabajo, os dejo algunas de sus fotos que son parte de la memoria histórica del jazz:
Retrato de Billie Holiday en Nueva York, NY. 1947
Quizá esta sea su imagen icónica de su trabajo, desde luego ha sido la más reproducida.
Retrato de Louis Armstrong en el Carnegie Hall, New York. 1947
Retrato de Django Reinhardt en el Aquarium, Nueva York. 1946
Retrato de Thelonious Monk en el Playhouse de Minton, Nueva York. 1947.
Retrato de Charlie Parker en el Three Deuces, Nueva York. 1947
Retrato de Eddie Bert, 1947 o 1948.
Retrato de Sidney Bechet, New York. 1947
Retrato de Ella Fitzgerald, Dizzy Gillespie, Ray Brown, Milt Jackson y Rosenkrantz Timmie, en el Downbeat, Nueva York. 1947
¡qué bonitas!, pero…,y la música?????
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Grandes, todos. Pero por impacto visual, Billie Holiday. Y gracias por la dirección de su legado fotográfico. De obligada visita para mí. Salud
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